Queridos hermanos y hermanas, hoy nos reunimos para reflexionar sobre la reconfortante verdad de que nuestras lágrimas son vistas y atesoradas por nuestro amoroso Dios. En momentos de tristeza y angustia, es profundamente reconfortante saber que el Señor está íntimamente consciente de nuestro dolor. Dios, en Su infinita compasión, no pasa por alto nuestro sufrimiento. En cambio, Él se acerca a nosotros con la ternura de un Padre amoroso que recoge cada lágrima.
Nuestras lágrimas son preciosas para Dios, sirviendo como oraciones silenciosas que llegan a Su corazón. Él comprende la profundidad de nuestras emociones y cada lágrima es un testimonio de nuestras luchas y esperanzas. Esta seguridad divina se puede ver en las historias de muchas personas fieles a lo largo de la Biblia. Tomemos, por ejemplo, a Ana, quien lloró amargamente al orar por un hijo. Dios escuchó sus llantos y respondió a sus oraciones, bendiciéndola con un hijo, Samuel. Su historia nos recuerda que Dios escucha atentamente nuestros deseos más profundos y se conmueve con nuestras peticiones sinceras.
Otro ejemplo poderoso es el rey David, quien a menudo expresaba sus tristezas y temores a través de lágrimas. A pesar de sus pruebas, David encontró consuelo en el conocimiento de que Dios estaba con él, brindándole fuerza y consuelo. Los salmos de David reflejan la verdad de que Dios es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda presente en tiempos de angustia. En nuestros momentos de dolor, nosotros también podemos encontrar refugio en el amor inquebrantable de Dios.
Querido amigo, la atención del Señor a nuestras lágrimas es un testimonio de Su compasión y misericordia. Él camina con nosotros a través de cada valle y se regocija con nosotros en cada cima. Mientras navegamos por los desafíos de la vida, encontremos consuelo en saber que Dios guarda nuestras lágrimas cerca de Su corazón, transformándolas en bendiciones y paz.
Si este mensaje ha tocado tu corazón, te animo a compartirlo con otros que puedan necesitar este recordatorio del amor y cuidado de Dios. Queridos amigos, ahora veamos a continuación las escrituras de la Biblia que hablan acerca de Dios recogiendo nuestras lágrimas.
Versículo de la Biblia sobre Dios recogiendo nuestras lágrimas
Salmos 56:8 – Dios guarda nuestras lágrimas en su registro
Mis huidas tú has contadoPon mis lágrimas en tu redoma¿No están ellas en tu libro?
— Salmos 56:8
El versículo de Salmos 56:8 nos ofrece una conmovedora imagen del cuidado y la compasión de Dios. Al afirmar que Él recoge nuestras lágrimas y las guarda en su registro, se nos recuerda que cada uno de nuestros sufrimientos y tristezas es valioso para Él. No estamos solos en nuestras aflicciones; Dios está atento a cada lágrima que derramamos. Este versículo nos asegura que nuestro dolor no es en vano y que Dios está con nosotros en cada momento de angustia.
Apocalipsis 21:4 – Dios enjugará toda lágrima

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron
— Apocalipsis 21:4
Revelación 21:4 nos ofrece una poderosa imagen de consuelo y esperanza. El versículo nos asegura que Dios enjugará toda lágrima de nuestros ojos, prometiendo un futuro sin muerte, dolor ni sufrimiento. Este pasaje refleja el amor y la compasión divinos, recordándonos que, aunque enfrentemos dificultades en la vida, Dios tiene un plan para eliminar todo sufrimiento. Es una promesa de restauración y paz eterna, donde nuestras lágrimas serán transformadas en gozo.
Isaías 25:8 – Dios enjugará todas las lágrimas

Destruirá a la muerte para siempre; enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho
— Isaías 25:8
Isaías 25:8 nos ofrece una promesa conmovedora: Dios enjugará todas las lágrimas y vencerá la muerte para siempre. Este versículo nos recuerda el amor y la compasión infinitos de Dios hacia su pueblo. En momentos de dolor y sufrimiento, podemos encontrar consuelo en la certeza de que Dios no solo ve nuestras lágrimas, sino que también promete un futuro donde el llanto y la tristeza serán reemplazados por gozo eterno en su presencia.
2 Reyes 20:5 – Dios ha escuchado y sanará

Vuelve, di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová
— 2 Reyes 20:5
En 2 Reyes 20:5, Dios responde a la oración y lágrimas de Ezequías, asegurándole que ha escuchado su clamor y que lo sanará. Este versículo resalta la compasión divina y la atención personal que Dios brinda a sus fieles. Nos recuerda que nuestras lágrimas no pasan desapercibidas ante Él y que, en medio de nuestras angustias, Dios está dispuesto a intervenir con amor y sanación, ofreciendo esperanza y restauración a quienes confían en Él.
Salmos 34:18 – Dios cerca de los quebrantados de corazón

Cercano está Jehová a los quebrantados de corazónY salva a los contritos de espíritu
— Salmos 34:18
El Salmo 34:18 nos recuerda la cercanía y compasión de Dios hacia aquellos que están sufriendo. Este versículo destaca que Dios está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los de espíritu abatido. En momentos de dolor y tristeza, Dios no solo nos escucha, sino que comprende nuestras lágrimas y nos ofrece consuelo. Es un recordatorio poderoso de que no estamos solos en nuestras luchas, y que Su amor y presencia son constantes, sanando nuestras heridas emocionales.
Mateo 5:4 – Consolación para los que lloran

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación
— Mateo 5:4
Mateo 5:4 dice: «Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación». Este versículo es una promesa de esperanza y consuelo para aquellos que sufren. Dios reconoce nuestro dolor y asegura que no estamos solos en nuestras tristezas. Al llorar, nos acercamos a Él, quien se encarga de recoger nuestras lágrimas y brindarnos consuelo. Esta bienaventuranza nos recuerda que, aunque enfrentemos dificultades, Dios nos ofrece su amor y paz, y nos promete restauración y alegría.
Juan 11:35 – Jesús llora, muestra compasión y empatía
Jesús lloró
— Juan 11:35
Juan 11:35, el versículo más corto de la Biblia, simplemente dice «Jesús lloró». Este versículo muestra la profunda compasión y empatía de Jesús. Al ver el dolor de María y Marta por la muerte de su hermano Lázaro, Jesús comparte su sufrimiento. Su llanto revela que Dios no es indiferente a nuestro dolor, sino que se acerca a nosotros con amor y comprensión. Nos recuerda que Dios recoge nuestras lágrimas y acompaña nuestras penas, ofreciendo consuelo y esperanza.
2 Corintios 1:3-4 – Consuelo divino en tiempos de aflicción

Bendito sea el Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios
— 2 Corintios 1:3-4
En 2 Corintios 1:3-4, el apóstol Pablo alaba a Dios como la fuente de todo consuelo, quien nos conforta en momentos de aflicción. Este versículo resalta el amor y la misericordia divinos, afirmando que Dios recoge nuestras lágrimas y nos brinda paz en medio del dolor. Así, no solo encontramos alivio en nuestras pruebas, sino que también somos capacitados para consolar a otros que atraviesan dificultades similares, reflejando el consuelo que hemos recibido de Él.
Isaías 38:5 – Dios escucha y extiende tu vida
Ve di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años
— Isaías 38:5
Isaías 38:5 relata cómo Dios escucha la oración de Ezequías y ve sus lágrimas, extendiendo su vida quince años más. Este versículo muestra el poder de la oración sincera y la compasión divina. Dios no solo escucha nuestras súplicas, sino que también entiende nuestro dolor y responde con misericordia. Es un recordatorio de que Dios está atento a nuestras necesidades y que nuestras lágrimas no pasan desapercibidas ante Él, revelando su amor y cuidado constante.
Salmos 147:3 – Dios sana corazones y cura heridas

Él sana a los quebrantados de corazónY venda sus heridas
— Salmos 147:3
El versículo de Salmo 147:3 nos recuerda el inmenso consuelo que Dios ofrece a quienes están sufriendo. Al decir que Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas, el pasaje subraya el amor y cuidado divino hacia nuestras aflicciones. Dios no solo comprende nuestro dolor, sino que también actúa para restaurarnos. Su compasión se refleja en el acto de recoger nuestras lágrimas y brindarnos sanación, demostrando que nunca estamos solos en nuestros momentos de tristeza.
Jeremías 31:16 – Dios consuela y recompensa el dolor
Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, volverán de la tierra del enemigo
— Jeremías 31:16
Jeremías 31:16 nos ofrece un poderoso mensaje de consuelo y esperanza. Dios reconoce nuestro sufrimiento y asegura que nuestras lágrimas no son en vano. Promete consuelo y recompensa, indicando que nuestro dolor será transformado en bendición. Este versículo nos recuerda que Dios está atento a nuestras aflicciones y que, en su infinita misericordia, recogerá nuestras lágrimas, brindándonos paz y restauración. Es un mensaje de fe en que el sufrimiento no tendrá la última palabra.
Isaías 30:19 – Dios escucha y responde nuestras súplicas
Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá
— Isaías 30:19
Isaías 30:19 nos recuerda que Dios siempre está atento a nuestras súplicas y llantos. Este versículo resalta la compasión y el amor incondicional de Dios hacia su pueblo. A pesar de nuestras dificultades y sufrimientos, podemos tener la certeza de que Él escucha nuestras oraciones y responde con misericordia. Nos ofrece consuelo y esperanza, recogiendo nuestras lágrimas y brindándonos la paz que solo Él puede dar. Este pasaje es un poderoso recordatorio de que nunca estamos solos en nuestras luchas.
Lamentaciones 3:32 – Dios muestra compasión tras el sufrimiento
Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias
— Lamentaciones 3:32
Lamentaciones 3:32 nos recuerda que, aunque enfrentemos momentos de dolor y sufrimiento, Dios no nos abandona. Su compasión es infinita y siempre está presente para recoger nuestras lágrimas y ofrecer consuelo. Este versículo subraya que, incluso en los tiempos más oscuros, la misericordia de Dios prevalece. Él transforma el sufrimiento en esperanza, mostrando que su amor y compasión son constantes, guiándonos hacia la sanación y la restauración.
Lucas 7:13 – Compasión de Jesús hacia el dolor humano
Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, le dijo: No llores
— Lucas 7:13
En Lucas 7:13, vemos la profunda compasión de Jesús hacia el dolor humano. Cuando Jesús se encuentra con una viuda que ha perdido a su único hijo, su corazón se conmueve y le dice: «No llores». Este acto muestra que Jesús no solo comprende nuestro sufrimiento, sino que también actúa para aliviarlo. Aunque el versículo no menciona explícitamente las lágrimas, refleja cómo Dios está presente en nuestros momentos de dolor, dispuesto a recoger nuestras lágrimas y ofrecer consuelo.
Salmos 6:6 – Dios recoge nuestras lágrimas y llanto
Me he consumido a fuerza de gemirTodas las noches inundo de llanto mi lechoRiego mi cama con mis lágrimas
— Salmos 6:6
El Salmo 6:6 refleja la profunda angustia y tristeza del salmista, quien llora abundantemente. Este versículo nos recuerda que Dios es consciente de nuestro sufrimiento y recoge cada lágrima que derramamos. En medio de nuestras pruebas más dolorosas, podemos encontrar consuelo en saber que nuestras lágrimas no pasan desapercibidas para Dios. Él está siempre presente, ofreciendo su amor y consuelo, transformando nuestro dolor en esperanza y fortaleza. Dios valora y atiende cada expresión de nuestro corazón.
Salmos 31:9 – «Dios consuela en momentos de angustia.»

Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustiaSe han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también mi cuerpo
— Salmos 31:9
El Salmo 31:9 clama a Dios por misericordia en momentos de angustia, reflejando un profundo anhelo de consuelo y alivio. Este versículo resalta cómo Dios está atento a nuestro sufrimiento y recoge nuestras lágrimas, ofreciendo refugio y esperanza. En momentos de dolor, podemos acudir a Él, seguros de que nos comprende y nos sostiene. Su amor y compasión son un bálsamo para nuestras almas, brindando consuelo y fortaleza cuando más lo necesitamos.
Salmos 39:12 – Dios escucha y recoge nuestras lágrimas
Oye mi oración, oh Jehová, escucha mi clamorNo calles ante mis lágrimasPorque forastero soy para tiY advenedizo, como todos mis padres
— Salmos 39:12
El Salmo 39:12 expresa un clamor sincero a Dios, pidiendo atención y compasión ante el dolor y sufrimiento humano. Este versículo resalta cómo Dios está atento a nuestras lágrimas y sufrimientos, reflejando su amor y cuidado paternal. Nos recuerda que no estamos solos en nuestras luchas, ya que Dios escucha nuestras súplicas y recoge nuestras lágrimas, brindándonos consuelo y esperanza en los momentos de angustia. Es una invitación a confiar en su presencia constante y su amor incondicional.
Salmos 42:3 – Lágrimas constantes, alma anhela a Dios
Fueron mis lágrimas mi pan de día de nocheMientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
— Salmos 42:3
El Salmo 42:3 expresa un profundo anhelo del salmista por la presencia de Dios, mientras enfrenta un período de tristeza y lágrimas constantes. Este versículo refleja cómo las lágrimas son una expresión de dolor y anhelo espiritual. A través de esta imagen poética, se nos recuerda que Dios está consciente de nuestras luchas y recoge nuestras lágrimas, entendiendo nuestro sufrimiento. Nuestra alma, en su dolor, busca consuelo en Dios, anhelando su cercanía y esperanza en medio de la aflicción.
Salmos 80:5 – Lágrimas como alimento y sufrimiento

Les diste a comer pan de lágrimasY a beber lágrimas en gran abundancia
— Salmos 80:5
En el Salmo 80:5, el salmista expresa un profundo sentido de sufrimiento al describir las lágrimas como su alimento diario. Este versículo refleja un momento de angustia y desesperación, donde las lágrimas simbolizan el dolor constante que se experimenta. A pesar de la tristeza, hay una esperanza implícita en la confianza de que Dios está presente, reconociendo y recogiendo cada lágrima. Esta imagen poética invita a encontrar consuelo en la certeza de que nuestro sufrimiento no pasa desapercibido ante Dios.
Isaías 51:11 – Gozo y alegría reemplazan el dolor
Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo alegría, el dolor el gemido huirán
— Isaías 51:11
Isaías 51:11 es un poderoso recordatorio de la redención y la restauración que Dios promete a su pueblo. El versículo habla de cómo los rescatados del Señor volverán con gozo y alegría eterna, y el dolor y el llanto desaparecerán. Esto refleja la compasión de Dios y su poder para transformar nuestras lágrimas en felicidad. A través de su amor, Dios recoge nuestras lágrimas, reemplazando el sufrimiento con la promesa de alegría y esperanza eterna, asegurando que el dolor no tendrá la última palabra.
Isaías 61:2-3 – Consuelo y restauración para los afligidos
A proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya
— Isaías 61:2-3
Isaías 61:2-3 ofrece un mensaje de esperanza y consuelo para los afligidos. Este pasaje habla de la promesa de Dios de consolar a quienes lloran, transformando su tristeza en gozo y su desesperación en alabanza. Dios promete intercambiar cenizas por belleza y un espíritu angustiado por un manto de alegría. Este versículo nos recuerda que Dios está atento a nuestras lágrimas y trabaja para restaurar nuestro espíritu, brindándonos consuelo y renovación.
Jeremías 9:1 – Dios recoge nuestras lágrimas con compasión

¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día noche los muertos de la hija de mi pueblo
— Jeremías 9:1
Jeremías 9:1 expresa el profundo dolor y compasión de Jeremías por su pueblo, reflejando el corazón de Dios que ve y recoge nuestras lágrimas. Este versículo nos recuerda que Dios no es indiferente a nuestro sufrimiento. Así como Jeremías llora por Israel, Dios siente nuestras penas y nos acompaña en el dolor. Su compasión infinita asegura que cada lágrima es valiosa y significativa, prometiéndonos consuelo y esperanza en medio de las tribulaciones.
Jeremías 14:17 – Dios recoge nuestras lágrimas con compasión
Les dirás, pues, esta palabra: Derramen mis ojos lágrimas noche día, no cesen; porque de gran quebrantamiento es quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de plaga muy dolorosa
— Jeremías 14:17
Jeremías 14:17 refleja el profundo dolor de Dios por el sufrimiento de Su pueblo. En este versículo, el llanto simboliza el pesar divino ante la aflicción y el pecado de Israel. Dios recoge nuestras lágrimas, mostrando Su compasión infinita y Su deseo de consuelo. Este acto revela que ninguna lágrima pasa desapercibida ante Él, y que Su amor y misericordia están siempre presentes para sanar y restaurar, incluso en los momentos más oscuros de nuestra vida.
Lamentaciones 2:18 – Clamor del corazón, lágrimas derramadas

El corazón de ellos clamaba al SeñorOh hija de Sion, echa lágrimas cual arroyo día nocheNo descanses, ni cesen las niñas de tus ojos
— Lamentaciones 2:18
El versículo de Lamentaciones 2:18 expresa un profundo clamor del corazón, reflejando el dolor y el sufrimiento del pueblo. Este versículo invita a derramar lágrimas sinceras ante Dios, simbolizando una súplica genuina y una búsqueda de consuelo y misericordia divina. En medio del dolor, nos recuerda que Dios está atento a nuestras lágrimas y escucha nuestras súplicas. Es un llamado a confiar en que Él recoge cada lágrima y comprende cada angustia, ofreciendo esperanza y consuelo en tiempos difíciles.
Lamentaciones 3:48 – Dios recoge nuestras lágrimas de dolor

Ríos de aguas echan mis ojos por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo
— Lamentaciones 3:48
Lamentaciones 3:48 expresa un profundo lamento y tristeza, reflejando el dolor humano en momentos de gran sufrimiento. Este versículo nos recuerda que nuestras lágrimas no pasan desapercibidas para Dios. Aunque atravesemos por momentos de angustia y desolación, Dios está atento a nuestro sufrimiento y recoge cada lágrima con compasión. Este acto divino de recolección simboliza su cuidado y amor, asegurándonos que en Él encontramos consuelo y esperanza en medio del dolor.
Juan 14:1 – Confía en Dios, no te angusties

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí
— Juan 14:1
En Juan 14:1, Jesús nos invita a confiar en Dios y no permitir que nuestros corazones se angustien. Este versículo es un poderoso recordatorio de que, incluso en momentos de tristeza o incertidumbre, podemos encontrar consuelo en la presencia y el amor de Dios. Así como Dios recoge nuestras lágrimas, Él también nos ofrece paz y esperanza. Al confiar en Él, podemos liberar nuestras preocupaciones y encontrar serenidad, sabiendo que Dios está con nosotros en cada paso del camino.
Juan 16:20 – Tristeza convertida en gozo

De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis lamentaréis, el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo
— Juan 16:20
En Juan 16:20, Jesús asegura a sus discípulos que aunque experimentarán tristeza y llanto, su dolor se transformará en gozo. Este versículo resalta la promesa de Dios de recoger nuestras lágrimas y convertir nuestro sufrimiento en alegría. La tristeza es temporal y nos prepara para una alegría más profunda. Dios ve nuestras lágrimas y, en su tiempo perfecto, las usa para traer consuelo y renovación. Es un recordatorio de que el dolor no tiene la última palabra, sino que la esperanza y el gozo prevalecen.
Hechos 20:19 – Servir con humildad y lágrimas

Sirviendo al Señor con toda humildad, con muchas lágrimas, pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos
— Hechos 20:19
En Hechos 20:19, el apóstol Pablo habla de servir al Señor con humildad y lágrimas, enfrentando pruebas y dificultades. Este versículo refleja la profunda dedicación y compasión de Pablo en su ministerio. Relacionado con Dios recogiendo nuestras lágrimas, nos recuerda que nuestro servicio a Dios, incluso en momentos de sufrimiento y tribulación, es valioso y significativo. Dios ve nuestras lágrimas y nuestras luchas, valorando el corazón humilde con el que servimos a los demás.
Filipenses 4:7 – La paz de Dios guarda corazones

La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones vuestros pensamientos en Cristo Jesús
— Filipenses 4:7
Filipenses 4:7 nos recuerda que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, protege nuestros corazones y mentes en Cristo Jesús. En momentos de dolor y lágrimas, Dios no solo recoge nuestras lágrimas, sino que también nos ofrece una paz inexplicable que nos sostiene. Esta paz actúa como un guardián de nuestros corazones, brindándonos consuelo y serenidad frente a las adversidades. Al confiar en Dios, encontramos refugio y fortaleza para enfrentar cualquier desafío.
1 Tesalonicenses 4:13 – Esperanza en la resurrección y consuelo

Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza
— 1 Tesalonicenses 4:13
1 Tesalonicenses 4:13 ofrece consuelo a los creyentes que lloran la pérdida de sus seres queridos. El versículo nos recuerda que, aunque experimentamos tristeza, no debemos lamentarnos como aquellos que no tienen esperanza. La esperanza radica en la promesa de la resurrección a través de Jesucristo. Al saber que Dios recoge nuestras lágrimas y nos brinda consuelo, podemos encontrar paz en la certeza de que la muerte no es el final, sino el comienzo de una vida eterna en comunión con Él.
Conclusión
Al reflexionar sobre las escrituras que nos hablan acerca de Dios recogiendo nuestras lágrimas, aprendemos que no estamos solos en nuestros momentos de dolor y angustia. Dios, en Su amor infinito, valora cada lágrima que derramamos, y las guarda como un testimonio de nuestra fe y nuestras luchas. Este conocimiento nos invita a confiar plenamente en Su compasión y misericordia, sabiendo que Él está presente en cada momento de nuestras vidas, tanto en las pruebas como en las alegrías.
Nuestro pensamiento debería estar centrado en la esperanza y la paz que provienen de saber que Dios está con nosotros. Podemos encontrar consuelo en la promesa de que, aunque pasemos por tiempos difíciles, Dios nos sostiene y nos fortalece. Debemos recordar que nuestras lágrimas no son en vano, sino que son vistas y valoradas por nuestro Creador.
Al orar, podríamos pedir a Dios que nos dé la fortaleza para enfrentar nuestras dificultades con fe, y que nos ayude a sentir Su presencia consoladora en medio del dolor. Además, podemos orar para que nuestros corazones estén abiertos a Su paz, que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7), y para que podamos ser un reflejo de Su amor y compasión hacia aquellos que también están sufriendo.